Bio

My watercolor practice is a form of meditation. Each painting begins with a quiet moment —a breath, a pause— and then water becomes my collaborator. I let it speak first. My role is simply to guide its flow, to listen, to follow the rhythm it creates.

These shapes, blooms, and translucent veils of color are traces of presence. They carry fragments of stillness, surrender, and the invisible conversation between control and chaos.

When I paint, I’m not trying to capture something outside of me, but to reveal something unfolding within —a movement of emotion, memory, or silence. Water becomes a mirror.

Sharing these pieces feels intimate, almost like letting someone read a page of my inner stillness. But that vulnerability is also what connects us: we all have moments where words dissolve, and only color can speak.

Mi práctica con la acuarela es una forma de meditación. Cada pintura comienza con un momento de silencio —una respiración, una pausa— y entonces el agua se convierte en mi colaboradora. La dejo hablar primero. Mi papel es simplemente guiar su flujo, escucharla y seguir el ritmo que crea.

Estas formas, floraciones y velos translúcidos de color son huellas de presencia. Llevan fragmentos de quietud, de entrega, y de esa conversación invisible entre el control y el caos.

Cuando pinto, no intento capturar algo externo, sino revelar algo que se despliega dentro de mí —un movimiento de emoción, de memoria o de silencio. El agua se convierte en un espejo.

Compartir estas piezas se siente íntimo, casi como permitir que alguien lea una página de mi quietud interior. Pero esa vulnerabilidad también es lo que nos conecta: todos tenemos momentos en los que las palabras se disuelven y solo el color puede hablar.

— Giuliana Angelica Ceciarelli Mazulis